jueves, 20 de marzo de 2014

La inteligencia Artificial: Origen y Conceptos básicos

Como ya sabemos, el cerebro humano tiene toda una serie de redes neuronales capaces de procesar información a gran velocidad, a las cuales el individuo reacciona, dicha acción nos diferencia de cualquier otra especie viva sobre la faz de la tierra.

Sin embargo, ¿nos puede diferenciar de una especie “no viva”? y digo “no viva” porque hasta cierto punto, las máquinas se consideran como seres autónomos sin vida, pero sí capaces de realizar tareas, y muchas veces capases de razonar.

De cualquier modo, las máquinas se encuentran muy lejos de parecerse a un humano pero, poco a poco, la distancia ha ido disminuyendo.

Para que una maquina sea capaz de poseer varios grados de inteligencia es necesario tener un sistema de multiprocesamiento capaz de reaccionar de manera instantánea y por sí sola ante su medio. Así como los humanos, al percibir algo del medio, mandamos una señal eléctrica a nuestro cerebro a través de las neuronas, las maquinas son capaces de percibir impulsos análogos por medio de los sensores y transmitirlos a una unidad de memoria capaz de reaccionar ante lo sucedido.

Ante la necesidad de realizar más eficazmente las tareas, a partir de los años sesenta, empiezan a surgir diferentes lenguajes de programación, atendiendo a diversos enfoques,  puede decirse, que existen alrededor de 2000 lenguajes de programación y, continuamente, han estado apareciendo otros más nuevos, que prometen hacer mejor uso de los recursos computacionales y facilitar el trabajo de los programadores.

Como definición de la Inteligencia Artificial haré referencia al profesionista en el área: Romero (2005) que la conceptualiza de la siguiente manera:

Inteligencia Artificial es una de las áreas más fascinantes y con más retos de las ciencias de la computación, en su área de ciencias cognoscitivas. Nació como mero estudio filosófico y razonístico de la inteligencia humana, mezclada con la inquietud del hombre de imitar la naturaleza circundante (como volar y nadar), hasta inclusive querer imitarse a sí mismo.
 Sencillamente, la Inteligencia Artificial busca el imitar la inteligencia humana. Obviamente no lo ha logrado todavía, al menos no completamente. 

Por otra parte, Gupta y Sinha describieron los atributos de un agente inteligente en su obra Intelligent Control Systems (1996, p. 371-372) como sigue:

1. Tiene actitudes mentales tales como creencias e intenciones.
2. Tiene la capacidad de obtener conocimiento, es decir, aprender.
3. Puede resolver problemas, incluso particionado problemas complejos en otros más simples.
4. Posee la capacidad de crearle sentido, si es posible, a ideas ambiguas o contradictorias.
5. Planifica, predice consecuencias y evalúa alternativas.
6. Conoce los límites de sus propias habilidades y conocimientos.
7. Puede distinguir a pesar de las similitudes de las situaciones.
8. Puede ser original, creando incluso nuevos conceptos o ideas, y hasta usando analogías.
9. Puede generalizar.
10. Puede percibir y modelar el mundo exterior.
11. Puede entender y utilizar el lenguaje y sus símbolos.

Al intentar describir con un mayor ámbito (no solo la comunicación) los atributos de un agente inteligente, la Inteligencia Artificial (IA) se ha extendido a muchas áreas que han creado ramas de investigación enorme y diferenciada. Podemos entonces decir que la IA incluye características humanas tales como el
aprendizaje, la adaptación, el razonamiento, la autocorrección, el mejoramiento implícito, y la percepción del mundo.

 Así, podemos hablar ya no sólo de un objetivo, sino de muchos dependiendo del punto de vista o utilidad que pueda encontrarse a la Inteligencia Artificial.

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